Desde la entrada de la Plaza de mercado de Claret, ubicada en
Juan Atalaya, ya se puede sentir el olor a frutas, verduras, carnes, bebidas y demás que
forman parte de este lugar, donde los olores de todos estos alimentos se
mezclan y crean una fusión de emociones. Alrededor de 150 vendedores luchan día
a día para convertir al mercado de Claret en un lugar en el que las personas
puedan adquirir lo que desean y degustar de los mejores productos de la
comunidad.
Dentro de esos 150 puestos de la Plaza, encontramos en el número 58 a María
Dora cuervo Pardo, que desde que llegó, hace 38 años ha trabajado para ofrecer
a la comunidad los mejores productos de calidad y excelente presentación. Una
mujer de tez blanca, pómulos sonrojados, su rostro lleno de sudor por el trajín,
y una gran personalidad, son las principales características que distinguen a
Doña Dora. Hace saber que está totalmente agradecida por el tiempo y logros
cumplidos con dedicación y esfuerzo en este lugar, que considera como su
segunda casa.
Doña Dora, nació y se crio en Moniquirá Boyacá, hija de Leo Cuervo y Silvia
Elena Pardo, Dora es la primera de tres hermanos. Su formación académica inicio
en Colegio Integrado Antonio Nariño de Moniquirá, de donde se graduó con título
de Normalista. Con el trascurso del
tiempo se ha formado para servir de la mejor manera a sus clientes, haciendo
cursos en el Sena de manipulación de alimentos, microbiología de alimentos,
atención al cliente y muy joven hizo un curso de chet, sin certificado pero que
le dejo la mejor experiencia y aprendizaje, formación que le ayuda a ser
minuciosa para comprar los productos que vende en su lugar de trabajo, pues
para ella lo más importante es la calidad que puede ofrecerle a sus clientes
por encima del precio.
Llegó a
Es madre de 3 hijos que son su motivación, un diseñador gráfico, una diseñadora
de modas, que actualmente estudia medicina y un subteniente de la Policía Nacional,
quienes le sirven a la comunidad desde sus profesiones. A quienes desde
pequeños enseñó a trabajar en el puesto, a ser humildes, ganarse con esfuerzo
las cosas y servir a la comunidad.
Como mujer trabajadora y cabeza de hogar, con carácter de una sola palabra,
ha demostrado su poder como emprendedora en la comunidad, posee carisma,
actitud, positivismo, que transmite a sus clientes y compañeros de trabajo, a
pesar del cansancio que pueda tener, son experiencias que desea colocar de
ejemplo para otras mujeres que creen imposible un sueño.
Y así entre personajes, colores, olores y sabores que se unen para formar
este mercado tan concurrido en el barrio Claret, culmina la jornada de trabajo.
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