jueves, 2 de diciembre de 2021


 Una labor social que no espera nada a cambio 

Hilda Duque Ramírez, a quien se puede describir como una mujer activa y luchadora, siempre al pendiente de la comunidad y en especial de los jóvenes de Juan Atalaya. En este sector ha vivido sus más grandes experiencias y es el barrio Claret de Cúcuta, quien la ha visto crecer junto a sus familiares y amigos. Recuerda su infancia cuando jugaba por las calles y disfrutaban las diferentes épocas del año, experiencias que le llenan el alma, al igual que recuerda los tiempos bonitos que vivió mientras estudiaba y compartían en armonía con sus compañeros. Hilda Duque, la segunda de seis hermanos, es hija de José Alirio Duque y María Isabel Ramírez.

Se ha dedicado a defender y preservar el patrimonio ambiental y a promover a su comunidad la importancia del cuidado de los animales, labor que ella ama como a nadie, pues la hace sentir llena de vitalidad.

Se graduó de Bachiller del Colegio Integrado Juan Atalaya, ha realizado cursos en el Sena de construcción y repostería. Ha liderado proyectos como, Colija Sena, cursos con señoras de la comunidad y jóvenes de 10° y 11° grado del colegio Juan Atalaya, proyectos de preservación del medio ambiente alrededor de la institución, como lo es, "todo verde" en el cual, junto a los jóvenes, se encarga de sembrar árboles buscando concientizar y difundir el cuidado del medio ambiente. Siempre ha sido una defensora de la cultural, la fauna y la flora de su entorno. Lleva más o menos 6 años trabajando por la comunidad y el bienestar de todos. 

Hilda, madre ejemplar de tres hijos, que ha cuidado, vela por su bienestar y orienta de la mejor manera, es la familia que formó junto a su esposo a quienes considera su mayor tesoro, al igual que sus padres a quienes se refiere como personas trabajadoras y honestas, que la sacaron adelante con esfuerzo y dedicación.

Durante el confinamiento, estar encerrada era una situación muy dura para doña Hilda, quien buscaba sentir tranquilidad cuidando sus plantas y las del colegio, cuidar de los animales que también sentían la ausencia de los niños en el centro educativo por la pandemia. Como es el caso de “botitas”, una hermosa gata que juguetea con Hilda mientras hablamos, bajo los árboles verdes y llenos de frescura de este sector. Hacer esto, la ayudó a sentirse activa luego de estar tantos meses encerrada, sufriendo la rutina de los largos días, pues eso de quedarse sin hacer nada no va con Doña Hilda, ya que siempre debe está en constante movimiento.

Ayudar a los jóvenes es otra de sus pasiones, pues los considera como el futuro de nuestro país. Desde darles consejos, charlas y motivarlos para que aprendan a proyectarse, diciéndoles “que si se cierra una puerta se pueden abrir otras también”, al igual que los orienta a buscar un mejor futuro para que se puedan defender y apoyar a su familia.  A quienes les ha ayudado mientras tiene los medios, ofreciéndoles desde un consejo hasta un desayuno, para demostrarles que los sacrifico si valen la pena.

Menciona que lo más gratificante de estas experiencias es ver que los jóvenes siguen sus concejos y luchan por tener una mejor vida y aprenden un arte, niños a quienes ha visto graduarse del colegio ahora son unos profesionales, “me siento muy orgullosa al encontrarme con jóvenes que ya son ingenieros, técnicos, abogados, que siempre me agradecen por la orientación que en algún momento les di" menciona Hilda. Quien tiene planeado seguir liderando más obras y programas que mejoren la calidad de vida de los jóvenes y habitantes de Juan Atalaya. "Para mi hacer labor social es ayudar a esas personas que desee salir adelante, algo que nace del corazón y que satisface, sin esperar nada a cambio".

 Por María Alejandra Cárdenas Ortiz










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